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La rotura de un serac provocó la avalancha, que destrozó la tienda de Xavi Arias y Lluís Ràfols, con ellos dentro. Junto con Carlos Pauner, Juanito Oiarzabal y Martín Ramos, han trasladado la ubicación del C3 y han regresado al CB, donde han coincidido con Edurne y los suyos tras la cima.
Parece que el Annapurna ha querido mostrar este fin de semana lo mejor y lo peor de sí mismo. Tras permitir que Edurne Pasaban, Joao Garcia y los miembros de Al filo de lo imposible alcanzaran su cima, ha estado a punto de causar la desgracia un poco más abajo, en los 6.500 m del C3.
A punto de llegar al C3. Foto: Carlos Pauner |
Las expediciones de Carlos Pauner y Javier Pérez, Juanito Oiarzabal y Tolo Calafat, Martín Ramos y Jorge Egocheaga, y Xavi Arias y Lluís Ràfols afrontaron conjuntamente el tramo final de la aclimatación y se fueron todos juntos hacia el C3 para pasar la noche allí. Según sus reflexiones posteriores, ninguno de ellos estaba del todo convencido de la ubicación de este campamento sobre una plataforma de un glaciar colgante.
Poco después de que los ocho alpinistas españoles llegaran a este punto, uno de los grandes temores de la ascensión al Annapurna se hizo realidad. “Nosotros nos encontrábamos dentro de la tienda, instalándonos y preparando el agua para hidratarnos”, relata Xavi Arias, “cuando de repente oímos un ruido de alud como muchos otros que podemos ir oyendo durante el día. Pero este cada vez lo escuchábamos más cerca, hasta que se transforma en bloques de hielo del tamaño de lavadoras que empiezan a pasar por encima nuestro, mezclados con nieve y piedras”.
Carlos Pauner pierde el gorro y los catalanes, la tienda
“De repente, un estruendo terrorífico se cierne sobre nosotros”, cuenta Carlos Pauner, quien continúa: “Levanto la mirada y veo una avalancha de bloques de hielo que se precipita como una lluvia de meteoritos. Esquivo el primero, que me arranca el gorro de la cabeza y me lanzo al suelo, igual que hacen mis compañeros”.
Xavi Arias y Lluís Ràfols, en el interior de su tienda, no podía esquivar lo que no veían: “Sentíamos un golpe detrás de otro, en la cabeza, la espalda… unos segundos que parecen interminables”. Un silencio sepulcral siguió al último bloque y la pregunta “¿estáis todos bien?” salió de alguna garganta todavía asustada.
Zona de la avalancha. Foto: Carlos Pauner
Todos ilesos, de milagro
Todos estaban más o menos bien. Xavi Arias y Lluís Ràfols, sin tienda, emprendieron inmediatamente el camino del C2 y del CB mientras el resto reubicaba el campamento unos metros más abajo, al abrigo de un gran serac para pasar allí la noche.
Los doctores Morandeira y Nerín reconocieron en el Campo Base a Xavi, quien presenta magulladuras y golpes por todo el cuerpo, especialmente en la espalda. Necesitará dos o tres días de recuperación antes de volver a la montaña.
El resto regresaron también al CB después de pasar la noche en el C3. Todos dan por finalizada la aclimatación y la próxima vez que salgan será para ir subiendo campos, instalar el Campo 4 y desde allí lanzarse a por la cumbre. Será en la próxima ventana de buen tiempo.
Xavi Arias, reconocido por los médicos. Foto: Col. X. Arias
Edurne y los suyos desmontan el Campo Base
Mientras tanto, Edurne Pasaban, junto con el resto de expedicionarios de Al filo de lo imposible que hicieron cima el sábado, se encuentra a salvo también en el Campo Base. Ligeras molestias en la vista se fueron solucionando durante el descenso desde la cima. Una cima que, además de convertirla en la segunda mujer con 13 ochomiles, la convierten en la séptima mujer y la primera española en subir al Annapurna.
Sus planes pasan ahora por desmontar el Campo Base en un par de días y volar hacia Katmandú, seguramente el miércoles. Disfrutarán allí al menos de un día de descanso, antes de volver a ponerse en marcha, esta vez hacia el Tibet, para lanzarse a por el último de sus catorce ochomiles, el Shisha Pangma.
Edurne, en la cima. Foto: RTVE - Al filo de lo imposible